martes, 2 de mayo de 2017

ROMANCE DE LA PEREGRINACIÓN A FÁTIMA

Amigos: Me complace compartiros el entrañable ROMANCE escrito por Santiago Arellano fruto de las emociones que vivió y de las que fue testigo en su viaje a Fátima. El gozo de María.

De igual manera, su programa OJOS PARA VER en Radio María: (http://www.radiomaria.es/index se emite martes y sábados a las 12.30 m.) https://www.labellezaquesalva.es/portada/programas-completos/

ROMANCE DE LA PEREGRINACIÓN A FÁTIMA

17 de abril a 20 de abril de 2017

 

            I. SALIDA

 

Peregrinos del alma

En busca de alivio

Salen de sus casas

Y no ha amanecido.

Las caras risueñas,

Interior contrito.

 

--¿A dónde vais  presurosos

Siguiendo a vuestro Pastor?

 

--A las tierras de la Virgen

Donde ella se apareció

Trescientos,  de mil familias,

Con un  solo corazón,

Que piden para sus casas

Un jubileo de amor.

 

--¿No son muchos años

Un centenario

 Para  que de  la Virgen

No quede rastro?

 

--No sabéis lo que puede

Amor de madre.

Allí encontró a tres niños

Entre encinares

Y allí sientes que viene

A consolarte

Si tienes el alma rota

Por mil pesares.

 

Virgencita de Fátima,

Resplandor de la nieve,

Lo que no ven los ojos,

El corazón lo siente.

               

 

 

              II

Terciada estaba la tarde

Rezamos junto al altar

Si la misa fue solemne,

Del cielo bajó una paz

Al ver en la Capelina

Una imagen celestial

Que sonreía  al mirarla

Con ternura maternal.

 

¡Madre de mi  corazón

Consuela mi hondo pesar!

 

La noche cayó en silencio

Nos fuimos a descansar

Cena  jovial y alegría

Para volver a empezar.

                III

 

Aljustrel es una aldea

Pobre igual que en el Portal.

Humildes casas de piedra,

Pegujal para sembrar,

Pastos   para las ovejas,

Olivos y el encinar.

De sol a sol el trabajo,

Poca escuela y ayudar

Desde el alba hasta la noche

Y a cuatro ovejas cuidar.

Mientras jugaban los niños               

Deslumbró en el encinar

Una luz como un relámpago

Que no podían mirar.

Era un ángel de los cielos

Que les vino a preparar

Para que no se asustasen

Del mensaje celestial

Que una Señora del cielo

Les vendría a anunciar,

Blanca como el sol radiante

Y hermosa como un rosal.

 

La historia nos iba entrando

Como el que escucha cantar

A un mirlo por la mañana

Al punto de despertar.

Oración y penitencia

Que el mundo anda muy mal

Guerras, violencias y hambrunas

A Europa destruirán.

Doctrinas llenas de infamia

Las tierras asolarán,

Si al Corazón de María

No queremos consolar

Con el rezo del rosario

Pensando en la Trinidad.

 

Se llenó mi  alma de pena

 hasta  olvidar de mi mal.

Nos fuimos a la Parroquia

Y en la Pila Bautismal

Donde los tres pastorcillos

Aprendieron a Adorar

Al Dios oculto en la Hostia

Y Lucía a comulgar,

Nos postramos conmovidos

Ante el Señor del altar.

Refulgía la custodia

Suplicamos por la paz

Y  vida de los cristianos

Perseguidos  por amar

A Jesús Crucificado

Y a su Madre virginal.

 

De pronto rompió el silencio

Un cántico angelical.

Ochenta niños cruzaban

Y llenaban el altar

Entonando la oración

Que el ángel mandó rezar

Con la cabeza en el suelo

Para al Señor venerar.

Una emoción imprevista

Nos hizo a algunos llorar.

 

Rezar nos surgió del alma,

En  cualquier actividad

En las misas y rosarios;

 Al  dejar el olivar,

Estación tras estación

Hasta al calvario  adorar.

 

El corazón se llenaba

De un sosiego sin igual.

María se iba acercando

y con sublime tac tac

golpeaba  nuestra puerta

 para entrar de par en par.

 

Sucedió en la Capelina

En misa pontifical

De nuestro obispo Francisco

Y otros veinte curas más

La Virgen  resplandecía

Y su ternura era tal

Que una como brisa suave

Nos llenó el alma de paz

Cuando oímos consagrarse

En esclavitud total

Como siervos de María,

Del grupo, a un centenar.

El que lo probó lo sabe,

Aunque no sepa explicar.

Ni penas ni curaciones

Entre nosotros pasar

Vimos pero sí  sentimos

La acogida maternal

De las manos de María

Donde poder descansar.

 

                               IV

    EN LA NOCHE               

 Hubo  procesión de  antorchas.

Cuando la luna menguaba.

La noche estaba en tinieblas.

Solo las velas brillaban.

Todas las lenguas del mundo

Bendita la proclamaban

Y era la Virgen de Fátima,

Ante Dios, la intermediaria

Que subía hasta los cielos

Nuestras preces  y plegarias

Ella, mirando  hacia arriba,

Sentí yo que nos miraba,

Con un encanto en su rostro

Que calmaba nuestras ansias.

Vi lágrimas en los ojos

Y sonrisas en las caras.

 

María está con nosotros

Ella no nos desampara.

 

Unos prestaron sus hombros

Para llevarla  en las andas.

De pronto un hecho insólito:

--Miguel, la Virgen te llama.

Quiere que lleves la Cruz

En tus brazos levantada

Y que abras el camino

Con la cruz iluminada.

--Pero si yo pretendía

Desde un rincón contemplarla.

--Tómala y sigue adelante.

Que a tus brazos no es pesada.

--Ay , de tripas, corazón

Puso mis piernas en marcha.

Me sentía el Cirineo

Pero mientras caminaba

Me entró por  el pecho un fuego

Que   suspiros  no aliviaban

Ay Señor -dije entre mí-

Como la tuya pesara

Tanto como esta me pesa

Sí que era carga pesada.

Porque  en la tuya están todos

Y aquí,  los pecados  de esta plaza

Aunque si cuento los míos

Por las justas aguantara.

--Dale una vuelta más larga

Que aunque me voy agotando,

Que entren todos los que aguardan.

 

Cuando llegué a la capilla

Y dejé la Cruz colgada

Sentí que me iba hacia el cielo

Si a un banco no me agarrara.

--Calma Madre, ten paciencia

No ves que mi esposa aguarda.

 

Yo sí que sentí a la Virgen

Y cómo me cobijaba

No os diré qué me pasó

Porque no sabré explicarla.

Pero,  haber llevado la Cruz

Fue un regalo para mi alma.

 

 

                V

        REGRESO

Peregrinos del alma

En busca de alivio

Vuelven a sus casas

Y ya ha anochecido.

Las caras risueñas

Interior pletórico.

 

--¿De dónde venís  presurosos

Siguiendo a vuestro pastor?

--De  las tierras de la Virgen

Donde ella se apareció.

Trescientos, de mil familias,

Con un  solo corazón,

Que han pedido para  casa

Un jubileo de amor.

 

--¿No son muchos años

Un centenario

 Para  que de  la Virgen

No quede rastro?

 

--No sabéis lo que puede

Amor de madre

Allí encontró a tres niños

Entre encinares

Y allí sientes que viene

A consolarte

Si tienes el alma rota

Por mil pesares

 

Virgencita de Fátima,

Resplandor de la nieve

Lo que no ven los ojos

El corazón lo siente.

 

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