domingo, 28 de octubre de 2012

SAN MARTÍN DE PORRES, CARIDAD TOTAL

Les comparto la gracia de poder participar en el SIMPOSIO sobre SAN MARTÍN DE PORRES, organizado por la Provincia Dominica del Perú, la CONFER y CEAS. La Oficina de Prensa de Radio Santa Rosa da buena cuenta gráfica y oral del mismo http://www.facebook.com/radiosantarosa?fref=ts  Como pueden ver en la foto, tuvimos las reliquias en la mesa de conferencias. Me tocó la conferencia de clausura junto al P. Omar Arias que hizo un magnífico compendio de todas las conferencias. Al final, se celebró la Eucaristía presidida por el P. Juan José Salaverry, provincial, quien agradeció por el don de San Martín y nos animó a llevar su espíritu permanentemente. 


SAN MARTÍN DE PORRES, CARIDAD TOTAL

 

Profeta del Vaticano II

Profundamente conmovidos por lo que está pasando en nuestra Lima en los mercados de la Parada… quiero poner a San Martín y al Señor de los Milagros como mediadores y modelos que nos inviten a un compromiso con la paz, la concordia, el amor.

Justo estamos inaugurando el año de la fe, por los 50 años del Concilio, y casi estamos culminando los 50 años de la canonización de san Martín.

Agradezco por estar aquí con ustedes; me habría gustado estar en todo pero las clases y las tareas me lo han impedido.

Una de las grandes alegrías del Papa Bueno, Beato Juan XXIII, cinco meses antes de la apertura del Concilio Vaticano II, fue la canonización de San Martín de Porres el 6 de mayo de 1962. Lo mismo puede decirse de nuestro Cardenal Juan Landázuri Ricketts. Todo el Perú exultó de gozo y se hizo presente en Roma para la canonización. Lima repicó las campanas de alegría infinita por tamaña noticia.

Me ha tocado grabar una serie de programas en PAX TV para celebrar los 50 años de su canonización. De igual manera, desde la UCSS (Universidad Católica Sedes Sapientiae) –en el CEPAC- hemos editado un boletín especial COLLI SAPIENS y producido un CD interactivo "San Martín, ícono de la humanidad". He preparado algunas entradas en mi blog http://jabenito.blogspot.com/2012/01/san-martin-de-porres-el-santo-de-la.html. También he tenido la suerte de compartir varias charlas con escolares y universitarios. He peregrinado a su casa natal, parroquia donde fue bautizado y, especialmente, donde están sus reliquias, en el convento del Rosario.

De lo mejor que he leído y escuchado, les comparto dos textos motivados por su canonización. El primero de Juan XXIII, en la misa de canonización, 6 mayo 1962:

Martín nos demuestra, con el ejemplo de su vida, que podemos llegar a la salvación y a la santidad por el camino que nos enseñó Cristo Jesús: a saber, si, en primer lugar, amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todo nuestro ser; y si, en segundo lugar, amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos…".

El segundo del Cardenal Juan Landázuri, el 27 de mayo de 1962, en la misa celebrada en la Catedral de Lima con motivo de la Semana de festejos en honor del santo. "Más que Ciudad de los Reyes merece el título de Ciudad de los Santos…Pero si nuestro hermano es símbolo de unión entre el Viejo y el Nuevo Mundo, entre la estirpe europea y la africana, por el hecho de haber nacido en tierras nuestras, es también símbolo de la unidad de nuestras naciones americanas.. Se adelantaba así Bolívar a los esfuerzos que ahora se hacen en otros Continentes para lograr la unidad entre los países o regiones que los integran. Precisamente Martín de Porres simboliza esta anhelada unión".

 

 Infancia y juventud de un criollo limeño universal

Nació en Lima, Perú, en 1579. Fue bautizado en la iglesia de San Sebastián, en la misma pila y por el mismo párroco que había bautizado a Santa Rosa de Lima. Martín vivió con su madre, quien le educó en la solidaridad con los pobres y enfermos; de este modo, siempre que iba a la tienda, empleaba parte de la plata en socorrer al primer necesitado que encontraba. En la iglesia de Santo Domingo o del Rosario se veía frecuentemente a Ana con su Martín y con la segunda hija, Juana; especialmente gozaban con la vista de los crucifijos y los iconos de la Virgen. Su padre Juan, al volver de Guayaquil, legaliza su situación reconociendo oficialmente a sus dos hijos, aunque no llega a desposarse. A los dos lleva a Ecuador para ser educados con un preceptor. Martín, a sus trece años, aprende castellano, aritmética y caligrafía. Tras dos años de estancia en la ciudad portuaria de Guayaquil, deja a su hija con su tío Santiago y se lleva a Martín a Lima.

A los quince años es confirmado por Santo Toribio Mogrovejo. Por esta fecha trabaja en la tienda de Mateo Pastor, negociante en especies y en hierbas medicinales. Posteriormente aprendió el oficio de barbero-sangrador con Marcelo de Ribera, a quien ayuda a sangrar heridas, aliviar dolores, aplicar hierbas y emplastos.

 

Dignidad de un indignado santamente

Para Dios no hay profesiones indignas, sino indignos profesionales. Los hombres se fijan en las apariencias, el color de la piel, la estatura, el dinero, el vestido...pero Dios sólo mira al corazón. Nuestro Fray Escoba fue un marginado de su tiempo, el siglo XVI. Era hijo "ilegítimo" del español Juan de Porres y de Ana Velázquez, mujer negra descendiente de esclavos africanos. Al ser mulato y pobre le tocó sufrir en más de una ocasión el menosprecio de la sociedad. Sin embargo, su madre le descubrió el evangelio de Jesús: "El que se humilla será ensalzado". A Fray Martín no le importó ser "simple" lego o donado de la orden de Santo Domingo, sin poder ser sacerdote; tampoco tuvo a mal el estar continuamente sirviendo a los demás, ir de un lado para otro con la escoba, atender a los enfermos, a los mendigos... Dios se sirvió de su persona para unir las razas, para hermanar a los ricos con los pobres...y a todos los hombres con Dios.

En la mejor obra publicada en el jubileo de los 50 años de su canonización, su autor Pedro Gjurinovic Iconografía de San Martín de Porres (Fondo Editorial de la Universidad de San Martín de Porres, Lima 2012) rescata la popular escena de "inclusión" cuando hizo comer del mismo plato a perro, pericote y gato. Nos indica que  "está motivada por su permanente caridad al dar alimento diario a todos los seres y de unión entre los hombres. En el cuadro "Las tres razas" de Francisco Laso se aprecia a un niño blanco, Juan Norberto Eléspuru, una sirvienta india, la Mañuquita, y una sirvienta negra, quienes juegan a los naipes en amigable reunión. Es todo un símbolo en los ideales de Martín, ver diversas ideas que conviven en una misma mesa. Se le puede considerar como el nuevo Francisco de Asís. Por su mensaje y la forma como lo vemos en la iconografía es un hombre que ilustra todo concepto de Cultura de Paz. Busca encontrar dentro de la capa humana llena de superficialidades lazos de estímulo para alcanzar la solidaridad entre todos. Solidaridad ante el dolor, ante la miseria y ante la tristeza. No distingue diferencias ente los hombres. Hay en él toda una moción humana dentro de un espíritu colectivo, que en términos actuales lo hace ser el precursor de la seguridad social.

Amor a Dios

Desde niño dio muestras de su profundo amor por Dios. Su caridad con el prójimo nacía de la unión íntima con Jesús y con María. Comentan sus compañeros dominicos que recibía a Jesús Sacramentado "con muchas lágrimas y grandísima devoción", ocultándose de todos para "mejor poder alabar al Señor". Fray Martín rezaba en su celda, en la Iglesia, ante el Santísimo Sacramento, Virgen de los Santos, en los altares del templo, en las capillas y oratorio del convento. Oraba arrodillado y echado en cruz sobre el suelo. Así Juan Vázquez de Parra, amigo suyo, nos cuenta lo siguiente: "que una noche estando este testigo recogido como a horas de las once de la noche, poco más o menos, hubo un temblor muy recio, y recalándose este testigo de lo que podía resultar, se levantó de la cama en que estaba echado dado voces y llamando al dicho venerable fray Martín de Porras, al cual halló (en su celda) que estaba echado en el suelo boca abajo y puesto en cruz con un ladrillo en la boca y el rosario en la mano haciendo oración". Además, sus mismos amigos decían que rezaba después de su trabajo en la enfermería.

 

Caridad total

Al mismo tiempo su amor al prójimo lo condujo a ayudar a todos, aun en las tareas más humildes. A los 15 años ingresó como donado al convento de Santo Domingo en Lima y en 1603 hizo la profesión como hermano lego. Los superiores de San Martín, pronto advirtieron sus cualidades y caridad por ello le confiaron, junto a otros oficios, el de enfermero. Sus habilidades y el ardor con que cuidaba a los enfermos atrajo incluso a los religiosos de otras comunidades que llegaban a Lima sólo para atenderse con el santo. San Martín fue muchas veces despreciado y humillado, por ser mulato, pero nunca se rebeló contra los insultos que le inferían. Su abnegación, su modestia y la paz que irradiaba impresionaban a cuantos conocía. En la enfermería y en la portería del convento del Rosario (Santo Domingo) atendía con acogedora bondad y amor a los pobres y enfermos. Si a todos los dolientes trataba exquisitamente, a sus hermanos religiosos los servía de rodillas.

Su caridad universal le llevará a convertir el convento en hospital. Sabe que el amor es la ley suprema. De este modo, una tarde se encuentra en la plaza con un enfermo vestido de andrajos y devorado por la fiebre. Le carga sobre sus espaldas, le lleva al convento y le acuesta en la cama. Al ser reprendido por uno de los frailes:

- ¿Cómo traéis a clausura enfermos?

El santo, con paciencia serena, contesta con sencillez:

- Los enfermos no tienen jamás clausura.

No nos extraña que se ganara el afecto de los esclavos morenos y de los indios pescadores de Chorrillos y de Surco, pues les servía como enfermero y les catequizaba como misionero. Ellos, por su parte, le obsequiaban con frutos de sus huertos y estipendios para Misas.

San Martín de Porres,  murió el 3 de noviembre de 1639, dejando a Lima -desde el virrey y arzobispo hasta el último excluido social- consternada. Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI en 1837 y canonizado hace 50 años en 1962.

 La Santa Sede declara  a Fray Martín de Porres, Patrono de las obras de Justicia Social en el Perú el  10 de Enero de 1945 el Sumo Pontífice Pío XII.  Mediante la Ley 25125, del 17 de noviembre de 1989, San Martín de Porres fue proclamado Patrono Internacional de la Paz.

 

Santidad solidaria

Quiero remarcar una de las claves de la vida de San Martín, que ya se ha considerado desde distintos aspectos: la solidaridad. Pero -como reza el título de la charla que me han asignado- la espiritualidad de la solidaridad. Les comparto una cita de Caritas in veritate que me parece que nos da la clave:

 

El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don. Por ello, también en los momentos más difíciles y complejos, además de actuar con sensatez, hemos de volvernos ante todo a su amor. El desarrollo conlleva atención a la vida espiritual, tener en cuenta seriamente la experiencia de fe en Dios, de fraternidad espiritual en Cristo, de confianza en la Providencia y en la Misericordia divina, de amor y perdón, de renuncia a uno mismo, de acogida del prójimo, de justicia y de paz. Todo esto es indispensable para transformar los «corazones de piedra» en «corazones de carne» (Ez 36,26), y hacer así la vida terrena más «divina» y por tanto más digna del hombre. Todo esto es del hombre, porque el hombre es sujeto de su existencia; y a la vez es de Dios, porque Dios es el principio y el fin de todo lo que tiene valor y nos redime: «el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios» (1 Co 3,22-23). El anhelo del cristiano es que toda la familia humana pueda invocar a Dios como «Padre nuestro». (n. 79.)

 

Martín  de Porres proclamado protector y patrón de las obras de justicia social. 3 de noviembre 1939, por el presidente de la república Oscar R. Benavides.  Con ese motivo Víctor Andrés Belaúnde pronunció una conferencia titulada  "Martín de Porres, el problema racial y la cuestión social". en la que nos recuerda que "para que exista una moral mínima o media que haga digna nuestra vida y solidaria nuestra convivencia social, es necesario el ejemplo de una minoría heroica que practique la moral máxima" Cita el tercer libro, capítulo 5º del KEMPIS para definir a Martín: "El amante vuela, corre y se alegra; es libre y no está sujeto. Da todas las cosas a todos y encuentra todas las cosas en todos" ¿Cuál era la vida de Martín? Trabajar sin descanso durante el día, remediando los males de los demás. Por eso los días de Martín se resumen en estas palabras: trabajo y caridad  .Martín de Porres encarna la peruanidad integral; es el genio tutelar de nuestra unidad nacional. MP representa también entre nosotros por su obras, la solución cristiana al problema social que necesita no solamente una solución técnico-política, sino un estado de espíritu colectivo, llamado con razón, emoción social" (Palabras de fe. Obras Completas, Tomo VI. Lima, Publicaciones del Instituto Riva Agüero, 1993, pág. º157-168)

 

Les comparto un entrañable testimonio del proceso de beatificación –el de Juan Vázquez Parra, adolescente español que llegó a ser soldado en Chile y El Callao- y que nos revela que San Martín salía al encuentro del pobre, del desvalido, especialmente del joven, para luego dar una solución eficiente e institucional a través de organismos como hermandades:

Dijo que este testigo, habiendo venido de los Reinos de España el año pasado de 1635, estando este testigo en el cementerio del dicho Convento de Nuestra Señora del Rosario, que sería este testigo de edad de catorce años, poco más o menos, se llegó a él el dicho venerable hermano fray Martín de Porrzs, y viéndole pobre y desabrigado, le pregunto que de adonde era y entonces le dijo su patria. A que le respondió que si tenía algún oficio. Y diciéndole que no, le dijo que se fuese con él y ambos entraron el dicho convento y le llevó a su celda y le puso una camisa limpia, doliéndose con extremo de ver a este testigo tan pobre y necesitado, siendo de tan corta edad como lo era. Y le dijo a este testigo el dicho venerable hermano fray Martín que acudiese a su celda a comer y a dormir todos los días y que viese qué oficio quería aprender en la ciudad. Con lo cual este testigo, viéndose enfermo y que no tenia amparo alguno si no era el de Dios, le obligó a asistir en la celda del dicho venerable hermano fray Martín de Porras, y en su compañía y por ser como era el susodicho maestro barbero, le enseñó a este testigo el dicho oficio, y para ello l dio algunas herramientas de las que eran necesarias y comenzó a ejercitar el oficio en el dicho venerable hermano fray Martín. Y llegó a tanto la comunicación que tuvo el susodicho con este testigo, que le dio una llave de su celda, para que entrase cuando le pareciese y el susodicho tenía otra en su poder… declara que se ocupaba todos los sábados de la semana en dar 400 pesos a 160 pobres,  que se repartían  de limosna; los cuales buscaba fray Martín en martes y miércoles que juntaba, porque el jueves y viernes lo que buscaba era aparte para clérigos pobres; porque la limosna que juntaba el sábado se aplicaba a las ánimas (del purgatorio), juntándola con la del lunes. La del domingo era poca… la ocupaba en comprar frazadas (mantas) para dar a algunas pobres negras y españolas; a unas, camisas y, a otras, frazadas, y a cada una en particular de lo que necesitaba le socorría antes de que se lo pidiesen. Fue un hombre de grandísima caridad. En el oficio de enfermero que ejerció, usaba tanto de ella para con los religiosos enfermos que, además de asistirles con el mayor amor del mundo, le tenían todos por padre y amparo, llamándole padre de los pobres."

 

 Fr. Martín de Porres –como anota cordialmente el P. Juan José Salaverry -prior provincial de los Dominicos en el Perú- al hablar de la iconografía martiniana- es mostrado desde la fe de los pintores, escultores y demás hombres de arte, ellos han captado la dulzura de su caridad, el temple de su vida religiosa, la entrega en el servicio al pueblo, y la fe inquebrantable de los hombres sencillos a quienes ama el Señor".

Termino con la oración colecta que me parece bellísima y que resume todo lo que significó y queremos del Santo


Señor, Dios nuestro, que has querido conducir a san Martín de Porres por el camino de la humildad a la gloria del cielo, concédenos la gracia de seguir sus ejemplos, para que merezcamos ser coronados con él en la gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

José Antonio Benito

 

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